Exposición colectiva para la Nave Generadores, Centro de las Artes, del Consejo para la Cultura y las Artes de Nuevo León, CONARTE.
Monterrey, Nuevo León, México.
Del 14 de mayo al 11 de septiembre de 2022.

Artistas: Daniel Lara Ballesteros, Angélica Piedrahita, Ernesto Walker y Daniel Pérez-Ríos.

Texto curatorial
Los cuatro proyectos individuales que se presentan en esta exposición, se articulan a manera de apuntes y acercamientos de la relación entre arte, ciencia y tecnología; estrategias de investigación que parten de metodologías científicas y se concretan en manifestaciones artísticas que proponen, a su vez, diversos modos de sentir el mundo, tanto su naturaleza como su dimensión social y filosófica. Se subrayan los intercambios conceptuales y técnicos que se gestan entre los artistas, asimismo en las posibles lecturas de quienes los percibimos.

La representación del sonido a través de la imagen; la resignificación del paisaje en la psique individual y colectiva; el espacio, tiempo y la percepción humana de la naturaleza física; el algoritmo informático permeado en el quehacer creativo; son solo algunas de las premisas que se proponen abordar en este conjunto de proyectos, para detonar con ello un diálogo intra e interpersonal. Instalaciones, vídeos, animaciones, estructuras, sonoridades, entre otros medios y técnicas, se conectan paralelamente en la búsqueda de procurar distintos modos de dimensionar el arte.

En su etimología, la Estética nos refiere a la percepción, como ciencia de lo sensible: la sensación interior que resulta de una impresión material hecha en nuestros sentidos. El objeto “aparece” en el fenómeno de la percepción; la manera en que se está en correspondencia con aquello que se siente. Tal acto es pensamiento por sí mismo, es entrelazar conceptos. Por lo tanto, suponer una revolución estética postula un cambio significativo en la forma en que percibimos, y en cuestión del arte, otro estadio al acostumbrado.

Nuestra esencia histórica, en las transformaciones culturales que actualmente asistimos, nos invita a indagar experiencias sensibles que trasciendan categorías establecidas, sin desechar las asimiladas. Develar nuevas sensibilidades a través de la cada vez más estrecha relación entre los métodos científicos, las innovaciones tecnológicas y la manifestación inherentemente humana que llamamos arte, es acaso la solicitud de nuestro devenir contemporáneo.

Eliud Nava | Curador.

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Extensión del texto curatorial
La obra artística de Daniel Lara Ballesteros transita por diversas disciplinas, enfocándose en la hechura de artefactos electrónicos, exploraciones sonoras y grafismos abstractos, que pueden ser interpretados figurativamente. En “Cymatic Fabric”, el artista se aboca en mostrar la invisibilidad del sonido, en un esfuerzo consciente de hacerlo imagen. Números, fórmulas, ecuaciones, se relacionan con el objetivo de diseñar frecuencias vibratorias que posibiliten experimentaciones sensoriales, en donde la escucha se convierta en el acto primordial de la experiencia estética, para después desembocar en la apreciación que ofrece la mirada.

En la década de los años sesenta, del siglo XX, el científico suizo Hans Jenny acuñó el término “cimática” (cymatics) para describir los efectos acústicos de los fenómenos de vibración sonora. Basado en las investigaciones de Ernst Chladni (científico alemán considerado el fundador de la acústica como rama de la física), en las que analizó cómo las vibraciones y frecuencias del sonido hacían aparecer patrones geométricos en placas de vidrio o metal, Hans Jenny concretó los estudios de los fenómenos modales vibratorios.

Para Lara Ballesteros, la exploración de la cimática le ha permitido plasmar las huellas de sus experimentaciones sonoras en discos de vinilo, así como crear visualizaciones resultantes de las vibraciones que registra y ahondar en la acústica como vehículo para la creación artística, descubriendo en el camino tonalidades inusuales, desde frecuencias bajas hasta ondas cercanas al ultrasonido. Con ello, el artista se aleja de la composición musical, y con ayuda de herramientas digitales y análogas, asimismo de la percepción de personas voluntarias en la escucha, busca adentrarse en nuevos procesos que den como resultado formas insólitas de los fenómenos sonoros que estudia, subrayando las sensaciones sinestésicas que provoca.

Eliud Nava | Curador.

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Extensión del texto curatorial
Angélica Piedrahita ha desarrollado un corpus de trabajo en el que metodologías de las ciencias sociales y naturales se han intercalado con procesos del arte contemporáneo. Por ejemplo, en proyectos anteriores, la artista ha empleado estrategias propias de la etnografía para la configuración de un entramado de piezas artísticas, que hablan acerca de la visión colonizadora norteamericana en el siglo XIX sobre América Latina; o en su proyecto “Biopoéticas”, en donde investiga la relación entre ciertas aves del Área Metropolitana de Monterrey (el canto de estas), con los humanos y el espacio en el que ambos habitan. Se destaca que va más allá de la aplicación del método científico en su producción, sino en la crítica del mismo y la obtención de conocimiento que éste supone lograr.

En la instalación audio-táctil “Paisaje de Río”, Piedrahita cuestiona el concepto de paisaje que subyace como idea en la psique individual y colectiva, al falsear los sonidos y cualidades del agua, y presentarlos artificialmente. Utiliza la Transformada de Fourier, una fórmula matemática capaz de transformar señales del espacio-tiempo en frecuencias sonoras. De esta manera, el golpeteo provocado por la interacción con las piedras y los frascos de vidrio que componen parte de la instalación, son traducidos en datos electrónicos que a su vez, generan sonidos que simulan aquellos producidos por un río en su estado natural. Se evoca un paisaje en el sujeto que percibe la obra artística, en donde la escucha y la observación activa registra el facsímil de un río y su contexto.

En el constante devenir del ser humano, la imitación de la naturaleza ha sido piedra angular para apropiarse de la misma y suponer su desarrollo, dejando en el camino su relación original. De cierto modo, Angélica Piedrahita nos presenta un mundo apócrifo, en el que lo auténtico son los estímulos generados por las computadoras, y las escenas naturales son codificaciones programadas por algoritmos informáticos.

Eliud Nava | Curador.

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Extensión del texto curatorial
Ernesto Walker es un artista multidisciplinario que centra su producción en la realización de piezas artísticas concretadas en instalaciones, esculturas cinéticas, arte objeto y procesual, entre otros; recurrentemente integra a sus proyectos metodologías y herramientas de la robótica, la ingeniería, informática, por mencionar algunas ramas o disciplinas del conocimiento humano referentes a la física, ciencias de la computación o las matemáticas. De formación académica en el área de las ciencias sociales, Walker trata temas propios de la filosofía, sociología, antropología o la economía.

De la serie “Conflictos con el centro de la Tierra”, se desprende la presente pieza “La costumbre es una segunda naturaleza”, en donde el artista hace uso de la arquitectura industrial de la Nave Generadores, para construir con ello un mecanismo procedente de la relojería, que cuenta el tiempo, pero no lo mide, convirtiendo al edificio en reloj por sí mismo, siendo su altura la unidad de tiempo. Acompañan al artefacto diagramas de distintas series: “Entomología”, “Magnetósfera” y “Geodesia”, que al indagar acerca del movimiento generado por distintos entes y escalas, se dibujan geometrías, que aunadas al reloj ensamblado en sitio, dialogan para cuestionarnos de qué forma y cómo percibimos el espacio y el tiempo desde la experiencia humana, extendiendo dichas relaciones a las fuerzas motrices de la naturaleza como la gravedad.

Explorar la relación tecnológica con las fuerzas naturales y sociales en los sistemas humanos, se establece como una de las directrices que Ernesto Walker investiga cual soporte de sus proyectos, en donde la casualidad, lo accidental y lo significativo, son los fenómenos para la exploración continua en su trabajo artístico.

Eliud Nava | Curador.

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Extensión del texto curatorial
Dimensionar el concepto de tecnología implica relacionar saberes teóricos y prácticos en instrumentos materiales o inmateriales, que supongan el mejor aprovechamiento del conocimiento, ya sea científico o empírico. El ser humano actual tiene como característica la enorme capacidad de generar tecnología. Para Daniel Pérez-Ríos, el uso de esta, y en específico la digital, le permite configurar un conjunto de obra artística en el que se interroga ideas referentes a cómo la tecnología, a través del lenguaje, influye en el entendimiento de la realidad que nos rodea, o en la construcción de lo real desde lo virtual. Autoreferenciado post-humanista, aborda temas en los que el ser humano deja de ser protagonista, y hace énfasis en el advenimiento de la inteligencia artificial y el traspaso de la mente a la máquina como el futuro inminente.

Para “Estéticas en revolución”, Pérez-Ríos nos presenta un par de proyectos que se conectan entre sí al estar mediados por el lenguaje de programación propio de las computadoras. Percibimos una conversación registrada en video en donde el artista entabla ciertos afectos con un sistema de inteligencia artificial, algoritmo que simula empatía según lo va conociendo, para con ello manipularle emotivamente desde la sutileza del diálogo. Por otro lado, un brazo robótico pinta con acrílico una serie de lienzos la imagen de los productos más vendidos durante la pandemia recién experimentada globalmente, para reflexionar sobre la cultura popular del consumo y el endeble estado psicológico de satisfacción que tales productos proporcionan. Un tercer estadio lo encontramos con objetos impresos en 3D que nos cuestionan acerca de la mimesis en el arte desde sus acercamientos filosóficos.

Daniel hace uso de la música, la instalación sonora, el diseño gráfico, la fotografía, vídeo, entre otras disciplinas, para establecer conceptos y objetivarlos en propuestas que tratan sobre la sociedad hipermediatizada y su imaginario. Anclando en los estudios de la cultura digital y el arte sonoro, extiende sus investigaciones hacia la sociología o la antropología, y así indagar la contemporaneidad y sus significantes.

Eliud Nava | Curador.

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